Dicen que nada es para siempre,

¿y si hacemos una excepción?

jueves, 2 de diciembre de 2010

shh


No le digas que muero por sus huesos y que su olor me hace perder hasta la noción del tiempo. No le digas que, PASE LO QUE PASE, SIEMPRE LE VOY A AMAR, pues si sabe que seré suya durante el resto de la eternidad, no vivirá tan intensamente todos y cada uno de los segundos que pase a mi lado. Tampoco le digas que nací para amarle y que pasaría el resto de mi vida contemplando su sonrisa. Que no sepa que entregaría mi vida por una sola noche a su lado, y que las tormentas me asustan, pero a su lado son preciosos fuegos artificiales. Que cuando clava su mirada en la mía, no soy capaz de mantenerla, porque sólo sentir que me observa, me intimida; que sólo con mirarme hace que parezca que no existe el tiempo ni el espacio, que sólo existimos él y yo. Que es la persona más maravillosa y más dulce que ha habido nunca sobre la faz de la tierra; y que, aunque sólo yo pueda verlo, es el hombre más guapo y atractivo del mundo. Que me muero de celos cuando su mirada no se dirige a mi, y que tengo celos hasta de su cama, por poder abrazarle todas las noches. Que si de algo estoy segura, es de que entre sus brazos ni una bomba atómica podría causarme el más mínimo rasguño, porque entre ellos me siento protegida hasta de la más espantosa catástrofe. Que sus besos son los mejores que he probado, y su sabor es el más delicioso de los sabores. No sabría describir todo lo que me hace sentir, no existen palabras que se aproximen ni un poco para poder decir todo lo que siento por él.

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